AMERICAN PSICOLOGICAL CENTER

El objetivo desde psicologoleon.com es dar a conocer algunas de las ideas que trabajamos en American Psicological Center, cada día con nuestros clientes y pacientes y que deseamos hacer llegar al gran público a través de esta web. Para ello hemos elaborado cuatro temas: El poder emocional motivación, El poder emocional actitud, El poder emocional éxito y El poder emocional gestión de tiempo.
Con ello queremos acercar algunas ideas sencillas a aquellas personas que buscan una respuesta en la psicología clínica, a problemas del día a día para su vida cotidiana.
Si desea más información, o una atención psicológica personalizada en León, por un psicólogo clínico, llámenos al 987 24 50 75.
Esperamos que la lectura de lo que hemos preparado para usted a continuación sea de su agrado, y si desea hacernos algún comentario puede hacerlo a través de nuestro blog psicologoenleon.com.

El poder emocional. Motivación. Actitud. Éxito. Gestión de tiempo.

Carlos Javier Alonso Carro. American Psicological Center, León. 987 24 50 75
Av. Río Bernesga, nº 5 (frente al Hospital de San Juan de Dios)

 

Parte 1: MOTIVACIÓN: Como desbloquear la potencialidad.

Cuando hablamos de la potencialidad humana, se ha preguntado alguna vez ¿qué es lo que explica la enorme diferencia en resultados y rendimiento entre una persona y otra? Ustedes saben que una persona que gana 25 millones al año no es 10 veces más lista o mejor que otra que gana 2 millones y medio al año. ¿Por qué la diferencia es de un factor de 10? Y si sube hasta el tope de la escala, hasta una persona que gana 250 millones. ¿Es esa persona 100 veces mejor y más lista que la que gana dos y medio? Imposible.
En un reciente estudio sobre cocientes de inteligencia, se seleccionaron a mil hombre y mujeres entre la población y se les hicieron pruebas para determinar sus cocientes. Se halló que la persona con mejores resultados de las mil seleccionadas era sólo dos veces y media más inteligente que la persona con peores resultados. Sólo una diferencia de dos veces y media, y probablemente sucede lo mismo para toda la población. Por tanto ¿A qué se debe la diferencia?
Cuando hablamos de la potencialidad humana llegamos a una fórmula muy sencilla que quizás lo explica un poco.

PHI   =   (  ac  +  aad  )  x  A   : Fórmula de la Potencialidad Humana Individual.

La fórmula se inicia con lo que llamamos ac (atributos congénitos), las cualidades, la inteligencia, la capacidad, el temperamento, etc.… Las cosas con las que uno nace y que en poco puede cambiar, más aad ( los atributos adquiridos ). Los atributos adquiridos son muy importantes: la educación, la formación, la destreza, la experiencia, el conocimiento, la sabiduría, … Multiplicados por A que es la actitud. Los atributos adquiridos se pueden modificar, pero su modificación es lenta. Pero la actitud podemos modificarla en pocos segundos, inmediatamente. A veces una información valiosa hace cambiar nuestra actitud de forma instantánea ante un reto, que veíamos imposible de acometer. Hoy sabemos que el 85 % del éxito que consigamos en cualquier área de nuestra vida va a venir determinado por nuestra actitud, según sea de positiva nuestra actitud mental. Una actitud mental positiva no significa que usted tenga que ir saltando por la calle y tirando flores. Significa mantener un enfoque constructivo, respecto a su vida, a su trabajo, sus problemas, etc…

¿De dónde vienen las actitudes?

La actitud se ha definido como la palabra más importante para nuestra vida. Las actitudes vienen de las expectativas. Y una forma muy potente de mejorar cada día nuestras expectativas es decirse cada mañana: “Hoy me va a suceder algo maravilloso”. Si uno espera que las cosas salgan bien tendrá una actitud positiva y lo maravilloso es que uno se puede fabricar sus propias expectativas, uno puede esperar lo que quiera. Se pueden esperar cosas buenas. También se pueden esperar cosas negativas y es muy probable que se produzcan.

¿De dónde vienen nuestras expectativas?

Nuestras expectativas vienen de nuestras creencias y de nuestros valores. Estos son el núcleo. Los factores de motivación centrales de nuestra personalidad. Lo que nos lleva a una comprensión del potencial humano. El potencial emocional. El poder emocional, como hemos titulado esta ponencia.
Básicamente nuestra actitud es una expresión externa de lo que está sucediendo en nuestro interior. Cada uno de nosotros tenemos unas creencias y valores en nuestro interior más profundo que es lo que los psicólogos denominamos Autoconceptos.
El autoconcepto o más bien su descubrimiento, fue en el siglo XX, el acontecimiento más importante para la comprensión del rendimiento humano. El autoconcepto es, utilizando una analogía militar, el centro de mando, o si prefieren una analogía tecnológica, el programa principal de su ordenador. Consiste en una serie de creencias, valores, actitudes, sentimientos, ideas,… almacenados muy adentro, en la zona más primaria del cerebro, la zona de las emociones, el sistema límbico, que son el resultado de prácticamente todas las experiencias que uno ha tenido en su vida, junto al conocimiento emocional que como especie se trasmite de generación a generación. Algunos investigadores con los que he tenido el privilegio de estudiar, psicólogos experimentales de la Universidad de Princeton en Estados Unidos, dicen que el autoconcepto empieza a formarse incluso antes de nacer. Pero el autoconcepto una vez que se ha establecido, precede, predice y determina, los niveles de eficacia y rendimiento de todos los aspectos de la vida de uno. El autoconcepto se convierte en el centro de mando o en el programa principal. Entonces el autoconcepto determina, lo que uno dirá, lo que hará, como actuará, como se sentirá y reaccionará, etc... ¿Qué significa esto? Significa que todas las mejoras en la vida externa de uno, los cambios en su realidad, se inician con un cambio en su autoconcepto.
Permítanme explicarles lo que esto significa. Estamos hablando de potencial humano. Decimos que la persona media utiliza el 10 % o menos de sus posibilidades. Según ciertas investigaciones quizás mucho menos. El Stanford Brain Institute de Santa Clara, California, donde preparé mí doctorado, calcula que la cifra probable se aproxima al 2%. Seremos generosos y diremos que la persona media utiliza el 10%. Significa que en el mejor de los casos la persona media, usted y yo, no utilizamos el 90% de nuestras posibilidades. Uno de los mayores filósofos del s. XX, Oliver Wendell Holmes, dice que “la tragedia de la persona media, es que cuando se va a la tumba, se lleva consigo toda su música”. Siguen funcionando muy, muy por debajo de sus posibilidades.
Bien, hemos hallado que existe una relación directa entre la Potencialidad Humana y el autoconcepto, pero puesto que nuestros autoconceptos y nuestras estimaciones respecto a nosotros mismos suelen estar muy por debajo de lo que debieran, nuestro nivel de rendimiento y eficacia también es mucho más bajo.
Sabemos que nuestro autoconcepto es subjetivo en gran medida. ¿Qué significa esto? Significa que el autoconcepto, lo que creemos que es la verdad sobre nosotros mismos no se basa verdaderamente en la realidad, se basa en una información que hemos adquirido y aceptado como verdadera. Y en la medida en que uno cree algo acerca de uno mismo, lo que cree, se convierte en realidad para uno porque se actúa en consecuencia. Algunos de los que leen su horóscopo están prediciendo su futuro. Hay personas que aceptan las críticas y los juicios de otras personas a las que ni siquiera respetan y creen que estos constituyen una representación adecuada de su propia capacidad.
Sea lo que sea lo que uno crea, sea lo que sea lo que uno acepte como la verdad, es lo que se convierte en su realidad.
También sabemos que en tanto que adulto uno dispone de varios autoconceptos. Se tiene un autoconcepto en cuanto a la forma de vestirse, en cuanto a lo que uno pesa, lo que come, la forma de hablar en público, el tipo de padre o madre que uno es, el tipo de marido o de mujer, el tipo de amante, de conductor ( es interesante esto de los conductores… todos los hombres  tienen un autoconcepto muy positivo como conductores, las mujeres no lo comprenden, pero todos los hombres nacen con un don inherente para la conducción: “Todos los hombres son magníficos conductores”… Si no lo creen las señoras que leen esto, lo único que tienen que hacer es acordarse de la última vez que intentaron corregir la manera de conducir de un hombre. Recordarán que la reacción de él no fue muy positiva.
¿Cómo reaccionamos ante alguien que desafía nuestro autoconcepto, sugiriendo que no somos la persona que creemos ser?
Nos ponemos a la defensiva, nos enfadamos, nos irritamos, resulta difícil llevarse bien con nosotros. Tenemos un autoconcepto acerca de nuestra creatividad, nuestra inteligencia, lo deprisa que leemos, lo bien o mal que se nos dan los deportes. Si uno practica varios deportes tiene un autoconcepto para cada uno de ellos. Tenemos un autoconcepto para nuestra manera de cocinar, de educar a nuestros hijos, de limpiar la casa, de los coches que conducimos, de cómo damos las clases, etc.… Y también tenemos un autoconcepto en cuanto al dinero que ganamos. Es interesante saber que nunca se gana más del 10% más o menos del propio autoconcepto con respecto a los ingresos. Nuestro autoconcepto determina nuestro nivel de ingresos. Este nivel de autoconcepto se denomina Zona Cómoda. Incluso si uno desea más dinero, hallará que la tendencia humana natural en cualquier acción consiste en luchar para situarse en una zona cómoda y permanecer allí. Que si usted gana el 10% o más por encima del nivel de ingresos de su autoconcepto, experimentará un ansia irresistible por deshacerse del dinero. Lo regalará, lo gastará, lo malgastará, lo dedicará a extravagancias, incluso lo perderá si logra una cantidad suficiente. Cuando a alguien le toca la lotería, en dos o tres años después se ha quedado sin un duro, sencillamente ha quemado el dinero, porque la cantidad está muy por encima de su autoconcepto. Si se cae a un 10% o más por debajo del nivel del autoconcepto, se empieza a luchar, se trabaja más, más horas, de forma más inteligente, se piensa con más creatividad, se sopesan varios modos de aumentar los ingresos o segundas fuentes de ingresos.
La única manera de mejorar cualquier parte de la vida de uno, incluidos sus ingresos, consiste en elevar el nivel del autoconcepto en cuanto a los ingresos, empezando a pensar en uno mismo continuamente como alguien que gana más dinero. ¡Ojo! que he dicho a pensar, no a gastar continuamente como alguien que gana más dinero.
Si desea adelgazar la única manera de perder peso es pensar como una persona delgada.
Empiece a considerarse como una persona más delgada. Si quiere ser una persona más popular y más cariñosa, más sana, empiece a pensar en estas cosas una y otra vez hasta que formen parte de su nuevo autoconcepto.
Forma parte esencial de la programación de la mente para el éxito.
Su autoconcepto general viene determinado por la media de sus autoconceptos en los campos que usted considera importantes.

Pues bien.
Su autoconcepto se compone de tres partes esenciales:

La 1ª parte del autoconcepto es el Auto ideal: El auto ideal es la persona que más le gustaría ser. Representa su idea de lo que constituye un ganador. Representa su visión ó su misión, ó su ideal de lo mejor que usted puede llegar a ser. Una de las cosas que si sabemos de las personas con éxito es esta: que las personas con éxito tienen unos auto ideales muy claros, muy claros, respecto a quienes quieren ser en el futuro, y las personas sin éxito tienen unos ideales muy vagos.

El punto 2º es su Auto imagen: Su auto imagen, el espejo interior. Es como se percibe a si mismo, en estos momentos en cuanto a su rendimiento actual día a día.

El 3º punto es su Amor Propio: Su amor propio corresponde a sus sentimientos en cuanto a si mismo. Los sentimientos en cuanto a si mismo, son la fuerza motriz, son el motor, son la potente fuerza de su subconsciente. Son la fuerza interna de su autoconcepto y determinan prácticamente todo lo que le sucede. La mejor definición del amor propio es que usted se gusta a si mismo. Hasta que punto se gusta resulta evidente. Cuanto se gusta en tanto que empleado, en tanto que jefe, en tanto que padre o madre, en tanto que persona que gana dinero, en tanto que profesor, orador profesional, atleta, etc.… ¿Cuánto se gusta? Su nivel de amor propio respecto a cualquier aspecto de su vida, determina su rendimiento y eficacia en dicho aspecto.
Lo que es maravilloso, puesto que uno se convierte en lo que piensa, es que su autoconcepto es maleable. Su amor propio se puede alimentar si se repite una y otra vez: me gusto, me gusto, me gusto, me gusto. Cuanto más se repita me gusto, me gusto, cuanto más lo repita una y otra vez más crecerá su amor propio y cuanto más crezca su amor propio más se elevará su autoconcepto general.
Cuando su autoconcepto general aumenta usted rinde mejor en todo lo que intenta. Cada vez que se diga: me gusto, me gusto, me gusto, es como si se estuviera poniendo una inyección de vitaminas psicológicas. Todo lo que ocurra que haga disminuir su amor propio hará que su rendimiento empeore, le hará equivocarse, ser desgraciado, etc.…
Un punto crítico con el hecho de gustarse a uno mismo, con el amor propio, es que en primer lugar: nunca puede querer a nadie más que se quiere a usted mismo. Que su nivel de amor propio determina la calidad de sus relaciones con los demás.  Y el segundo punto es que nunca puede esperar que nadie le quiera o respete más de lo que usted se quiere o respeta a si mismo. El afecto y respeto por uno mismo determina las actitudes de los demás hacia uno.
Todas y cada una de las escuelas de psicología actuales están alcanzando un consenso en el hecho de que el aprecio y la aceptación verdaderos de uno mismo, en tanto que ser humano valioso y útil, producen un efecto sobre todo lo que a uno le sucede, sobre el grado de afecto que sienten los demás por uno mismo.
Y lo que puede hacer es mejorar su amor propio diciéndose: me gusto, me gusto, me gusto, me gusto, me gusto.

Esto nos lleva a la pregunta: ¿De donde viene el amor propio?

Hemos hallado que el autoconcepto es maleable, en el sentido de que no se nace con un autoconcepto, no se nace con una idea sobre uno mismo. No se nace con una auto imagen, ni con amor propio. Se nace en un sentido como potencialidad pura. Quizás sea esta la mejor manera de expresarlo. La persona media viene al mundo como potencialidad pura y no tiene ningún autoconcepto. Todo lo que usted es hoy, todas sus sensaciones, sus actitudes y sus valores los ha tenido que aprender a lo largo de su vida. También sabemos que el niño llega al mundo con una gran necesidad de amor y de contacto físico. Y, como nos lo indica una vasta cantidad de investigación, que necesitamos mucho amor y contacto físico a lo largo de nuestra vida, pero especialmente durante nuestros años de formación, porque cuando somos niños aprendemos quienes somos, cual es nuestra valía, si somos importantes, inteligentes, dignos de amor, graciosos. Aprendemos todo esto por el modo de tratarnos nuestros padres. Si nuestros padres, hermanos, tíos y tías, abuelos, pero sobre todo nuestros padres nos tratan como niños verdaderamente importantes, crecemos pensando que somos verdaderamente importantes. Pero si nuestros padres no actúan así, entonces sucede otra cosa. Sabemos que los primeros años de vida son cruciales para el desarrollo del autoconcepto. Que un niño parte desde cero. El niño nace sin ninguna idea de quien es, de su valía. Durante el primero, el segundo, el tercer, el cuarto año de vida… algunos psicólogos creían que este era el caso durante los primeros cinco años, pero ahora decimos que es así durante los tres primeros. Durante los tres primeros años de vida el niño aprende quien es. Se dice que si se le da a un niño, suficiente cantidad de cariño de alta calidad durante los primero tres a cinco años, se le lanza de por vida. Se le monta sobre unos cimientos sólidos de amor propio, confianza en si mismo, en su valía, en su propio valor. De hecho existe una relación directa entre la cantidad y calidad de amor y el desarrollo de una personalidad sana. Cuanto más amor, amor incondicional reciba un niño en esos años de formación, más fuertes serán los cimientos de su personalidad.
Por otra parte, casi todos los problemas de neurosis, psicosis, trastornos de la personalidad y problemas de comportamiento, tienen su origen en los problemas de fondo del autoconcepto.
Ahora bien, podemos volver atrás como adultos. He aquí nuestra personalidad adulta. Volvamos atrás como adultos y podemos corregir los defectos de nuestros cimientos, las fisuras si lo prefieren, repitiéndonos una y otra vez: me gusto, me gusto, me gusto, e inyectando ese cemento reparador en lo más profundo de nuestra personalidad.
Recuerden que los niños necesitan amor como las rosas necesitan la lluvia.
Los niños faltos de amor a menudo mueren por este motivo. Es una enfermedad que se llama marasmo.

Ahora bien, que otra cosa sabemos sobre los niños.
Sabemos que los niños vienen al mundo con dos atributos remarcables:

El 1º es que no tienen miedo. Los niños nacen sin temores. No tienen miedo a nada salvo a caerse y a los ruidos fuertes, y esto se manifiesta con la actitud: YO PUEDO.
Los niños vienen al mundo creyendo que pueden hacer cualquier cosa. Y cualquiera que haya criado a un niño hasta los tres o cuatro o cinco años, sabe que durante esos primeros años hay que dedicarse a evitar que se maten. Porque son pequeños camicaces, porque no tienen miedo a nada.
El 2º atributo, es que, cuando vienen al mundo son totalmente espontáneos. Hacen lo que quieren, dicen lo que quieren, no tienen ninguna inhibición. No tienen absolutamente ningún miedo a hacer lo que quieren. Y esto se expresa exactamente en la actitud:
NO QUIERO. No tengo que hacerlo.

Si alguna vez ha intentado controlar a un niño sabrá que los niños son así. Lo primero que dicen cuando se empieza a mandarles cosas, lo primero que aprenden es NO, no, no quiero. Naturalmente con el tiempo les hacemos cambiar de opinión al respecto de un modo u otro, pero estos son los dos atributos de los niños cuando vienen al mundo.
Vienen al mundo sin temores ni inhibiciones. ¿Qué significa esto? Significa que nuestro patrimonio natural es no tener miedos ni inhibiciones y sólo cuando podemos crear la misma situación en nuestra vida adulta, cuando no tenemos temores ni inhibiciones, llegamos a sentirnos verdaderamente bien con nosotros mismos.
Las mejores organizaciones, las mejores empresas, los mejores colegios, son los que crean un entorno donde nos sintamos libres de temor y de reservas a la hora de ser nosotros mismos y de dar lo mejor de nosotros mismos.

Sabemos que a medida que van creciendo, los niños aprenden de dos maneras:

En primer lugar aprenden por IMITACIÓN. Imitan a uno u otro de los progenitores, especialmente al dominante. A veces el progenitor dominante cambia según el niño va creciendo. A veces los niños imitan al padre, a veces a la madre, pero aprenden por imitación.
Muchas de las características y costumbres que tenemos como adultos las hemos aprendido de nuestros padres. ¿Ha tenido alguna vez la oportunidad o la ocasión de gritar a uno de sus hijos, o de darles una voz? Uno dice las mismas cosas que su padre le decía a uno cuando era niño. Imitamos. A veces imitamos su forma de andar, a veces su forma de hablar, a veces sus valores, sus creencias, aunque dichos valores y creencias no nos sirvan. ¿Por qué?
Pues porque nuestros padres actuaban así cuando éramos niños.

La segunda forma como aprendemos es pasando de la incomodidad. De lo que no nos hace sentirnos bien a la comodidad. Freud denominó a esto el principio del placer. Se debe a que nos dirigimos hacia lo que nos hace sentirnos a gusto, lo que nos da placer, lo que nos hace sentirnos bien en cuanto a nosotros mismos. Pasamos de la incomodidad a la comodidad. Así es como nos deshacemos de niños de los pañales. Nos decimos que ya no es divertido ir por ahí con los pañales sucios. Vemos lo que hacen nuestros padres, nuestros hermanos mayores, y nos decimos: pues esta gente no hace lo que yo, y así aprendemos a andar y así lo aprendemos todo. De modo que pasamos de la incomodidad a la comodidad a lo largo de nuestras vidas.
Por cierto, así es como aprendemos, imitamos, leyendo lo que los demás han hecho, estudiando en los libros, en el trabajo; imitamos cuando vamos al colegio y hacemos lo que produce resultados positivos, lo que nos da refuerzos positivos y hacemos menos lo que nos causa incomodidad o dolor.

 

Muy pronto en la vida por error, o como resultado de un error de los padres en la educación, los niños aprenden modelos de hábitos negativos. Los modelos de hábitos negativos tienen su origen, sobre todo, en las críticas negativas. Las críticas negativas comienzan muy pronto en la vida. A veces durante los primeros meses. Y la crítica negativa la utilizan los padres para dirigir y controlar a los niños. Desgraciadamente tiene un efecto muy, muy, peligroso y destructivo sobre uno., ya que la crítica negativa tiende a socavar la personalidad del niño. Yo mismo y también la mayoría de ustedes, hemos sido socavados y dañados por las críticas negativas más que por todas las guerras de la historia.
De resultado de las críticas negativas empezamos a desarrollar modelos de hábitos negativos. Los modelos de hábitos negativos son reacciones condicionadas ante ciertos estímulos. Los modelos de hábitos negativos se desarrollan pronto en la vida como resultado del miedo y el dolor repetidos una y otra vez. Se desarrollan como resultado de las críticas negativas, el castigo físico, etc.

Pronto empezamos a desarrollar dos manifestaciones que nos persiguen a lo largo de nuestras vidas y que inhiben nuestra potencialidad:

La 1ª es la que se conoce como el modelo de Hábitos Negativos por Inhibición.

Este modelo se aprende cuando al niño le dicen una y otra vez ¡NO!, vete de aquí, deja eso,… y le castigan. Cuando el niño intenta hacer algo nuevo ó se mete en algún sitio, o huele algo, o vierte algo, o rompe algo accidentalmente, y los padres explotan, y se enfadan y se enojan.
Verán, una curiosidad insaciable, impulsa al niño a explorar su mundo, y lo que sucede es que cuando explora y se mete en algún sitio ó tira algo, si los padres reaccionan dándole azotes, el niño pronto empieza a pensar: “cada vez que intento algo nuevo, algo diferente, cada vez que cruzo mis fronteras, cada vez que salgo de mi zona cómoda, cada vez que me arriesgo, me dan de azotes, me castigan, me hacen daño, me mandan a mi habitación y me siento fatal”.
Y pronto el niño desarrolla la sensación de: …no puedo, no puedo,…no puedo.
Cada vez que intento algo nuevo me castigan. No puedo, no puedo, no puedo.
Es como el experimento de Paulov. Paulov tocaba la campana y daba la comida a un perro y el perro salivaba. Y Paulov tocaba la campana mientras daba de comer al perro. El perro salivaba y continuaba salivando. Hasta que pronto Paulov, no tenía más que tocar la campana y el perro salivaba.
Lo que sucede en la vida adulta es que esto produce lo que conocemos como:

Miedo al fracaso.

El miedo al fracaso es una reacción condicionada ante un proceso de críticas negativas que se produce durante los cinco o seis primeros años de vida. Por desgracia durante más tiempo, aunque su efecto es menor y sería casi nulo si no hubiesen existido en los primeros años. Como nada surge espontáneamente, las críticas negativas después de esos cinco o seis años primeros, suelen ser la prolongación de las anteriores, las cuales ya no actúan como estímulo sino como reforzador, lo cual es más peligroso pues llegamos a entrar en un bucle donde lo mismo que actúa de estímulo desencadenante, se convierte en reforzador de la conducta. El niño hace algo, y le damos voces.
Vuelve a hacer lo mismo y le damos más voces. Y el niño aprende que la forma de hacer algo nuevo es provocar que le den voces. Y ya tenemos la regla de comunicación establecida padres-hijos. Y después llegará la adolescencia… Con todos los miedos añadidos (por ambas partes padres e hijos). Y a ver quién es el guapo que cambia la regla. ¿El psicólogo?
Pero sigamos. El miedo al fracaso nos impulsa de manera automática, sentimos ansiedad, tensión, inquietud, sentimos tensión en el plexo solar, nos dan ganas de retirarnos y alejarnos del acontecimiento y el miedo al fracaso es la principal razón para el fracaso en la vida adulta. Es la razón principal para que nos reprimamos a la hora de realizar nuestra potencialidad. De hecho todos los modelos de hábitos negativos  se experimentan en el cuerpo físico. Se puede distinguir un modelo de hábito negativo, porque de hecho se siente en el cuerpo físico. El modelo de hábito negativo por represión, el miedo al fracaso, el NO PUEDO, se manifiesta en primer lugar en el plexo solar. ¿Les ha sucedido alguna vez, tener que hablar en público, o tener que participar en una situación donde se va a ver evaluado personalmente, o tener que hablar sin estar preparado? Primero siente tensión en el plexo solar; si continua el miedo, la situación, empieza a respirar con dificultad, y suda, su corazón empieza a latir más deprisa, empieza a respirar más deprisa, y se le produce un dolor de cabeza parecido a una jaqueca en la parte anterior de la cabeza. A veces se le hace un nudo en la garganta y es incapaz de hablar, y se le seca la boca y como siente tanta ansiedad y temor se le produce una urgente necesidad de ir al lavabo. Todas estas son manifestaciones. No existe un peligro físico, pero existe un peligro psicológico, una reacción condicionada, aprendida. Cuando sentimos esto, tendemos a retirarnos de la situación que lo produce. Este es el motivo, para que no logremos demasiado si nos reprimimos.

El 2º modelo de Hábito Negativo es el Compulsivo.

El modelo de hábito negativo compulsivo se aprende cuando de niños nos dicen una y otra vez: “Hazlo ó verás”, “Si no lo haces te la cargas”. Se convierte a los niños en recipientes de amor condicionado. No es la intención de los padres, pero lo que hacen es sugerirle al niño que:”No te quiero” así que no estarás seguro hasta que hagas lo que deseo. El niño crece sintiendo que tiene que hacer lo que quiere mamá: “Tengo que complacer a mamá” “Tengo que complacer a papá”…”Tengo que complacer a mis hermanos” “Tengo que complacer a los demás”; con el tiempo, “Tengo que complacer a mis compañeros”, “Tengo que complacer a mis profesores” “Tengo que complacer a todo el mundo” y crecen con esta cantinela.”Tengo que…” “Tengo que…” “No puedo hacer lo que quiero, tengo que complacer a los demás”.
Este modelo de hábitos compulsivo adquirido pronto en la vida se convierte en un:

Miedo al rechazo.

El miedo al rechazo se experimenta en los adultos como el comportamiento del Tipo A, que lleva a desarrollar una personalidad de Tipo A. Hablaremos del comportamiento de tipo A más adelante. El comportamiento de Tipo A es una necesidad compulsiva o una necesidad compulsiva excesiva de complacer de algún modo, sin disponer de unas normas de actuación, de modo que nunca se puede lograr. El miedo al rechazo nos impulsa. Nos hace muy sensibles a las necesidades de los demás.
Hacemos lo que quieren los demás, no hacemos lo que nosotros queremos. Siempre estamos intentando complacer a los demás. Nos preocupan las opiniones y los sentimientos y las actitudes de los demás hasta el punto en que nos negamos nuestras propias necesidades.
El miedo al rechazo se siente en la parte posterior del cuerpo.
Si se divide el cuerpo en un plano sagital, por la mitad, se siente como baja por la parte posterior del cuerpo. El primer punto donde se empieza a sentir el miedo al rechazo suele ser en los hombros y el cuello. Se empieza a sentir como rigidez y tensión. A veces cuando se tienen muchas cosas que hacer, se siente una enorme tensión en la parte baja de la espalda. Los músculos empiezan a contraerse. A veces se manifiesta como flebitis y varices y con frecuencia puede producir fuertes dolores en la parte posterior de la cabeza. Las arterias carótidas que transportan sangre a la cabeza, los músculos a su alrededor se contraen, y disminuye el flujo de sangre a la cabeza, con lo que se produce un fuerte dolor pulsante en la parte trasera de la misma.
Estos dos miedos: los modelos de hábitos negativos de compulsión y de inhibición, son el resultado de la crítica negativa, la gran destructora de la personalidad que nos atormenta a lo largo de nuestras vidas.
Lo maravilloso en este sentido es que, puesto que son modelos de hábitos aprendidos, los podemos desaprender.
Podemos superar el miedo al fracaso que nos reprime.
Podemos superar el miedo al rechazo que nos hace hacer lo que complace a los demás y no lo que nos complace a nosotros, si trabajamos sobre nuestro amor propio. Porque existe una relación inversa entre nuestro amor propio y el modelo básico de hábitos negativos. Porque cuanto más se guste uno, menos temerá el fracaso, cuanto más se guste uno, menos temerá el rechazo. Cuanto más se guste uno menos temerá, y si sigue repitiendo: me gusto, me gusto, me gusto; una y otra vez. Si continua diciéndolo, con el tiempo, su amor propio crecerá más y más y sus temores disminuirán. Cuando aumenta su amor propio, los temores siguen la dirección opuesta.
¿Cómo se hace frente a la crítica negativa si se tiene que criticar a los demás? Pues muy sencillo.
Muchos padres nos lo han preguntado. ¿Cómo se controla a los niños?
Una de las claves del control sobre los niños es dirigirles de modo que hagan cosas constructivas, no cosas destructivas. Y eso requiere un esfuerzo por nuestra parte que deberíamos preguntarnos si estamos dispuestos a llevar a cabo.
Otra cosa que se ha de tener en mente, es que, de lo que se trata, es de emitir una crítica informativa, positiva. Lo que significa que deben decir a los niños lo que pueden hacer, o a los adultos, lo que pueden hacer para mejorar. Recuerden, la intención de las reacciones de cualquier tipo ha de ser mejorar el rendimiento. Si usted es un padre, o una madre, o un profesor, o un jefe, o si participa en una relación de cualquier tipo, social, laboral, personal, de pareja,… cuando alguien hace algo equivocado o inadecuado, el objetivo de cualquier reacción que se le de, es que lo hagan mejor la próxima vez.
Sin embargo existe una relación directa entre amor propio y crítica negativa. Cada vez que se critica a alguien su amor propio disminuye. Cada vez que el amor propio disminuye, también disminuye la capacidad de rendimiento. Si se critica negativamente a alguien durante algún tiempo y con una intensidad suficiente, llega un punto en el que no intentará hacer absolutamente nada. Se convierte en lo que se denomina: personas hipersensibles.
Un niño, o un adulto hipersensible no pueden aceptar las críticas de nadie, en el caso del niño, si todavía no es lo suficientemente mayor como para rebelarse (siempre de la peor forma), almacenará las críticas y seguirá hasta hacerse adulto hipersensible.
Un adulto hipersensible es una persona que siente una enorme tensión y ansiedad incluso si sólo se le llega a sugerir que no está haciendo lo adecuado. Si tienen que tratar con un adulto hipersensible, la clave consiste en sentarse a hablar con él y recordar cuatro cosas:

1º: empiece siempre con un elogio.

2º: proteja a toda costa el amor propio de la otra persona.

3º: que los comentarios sean sobre las actuaciones, no sobre la persona. Hable del comportamiento, no de la persona.

Y el 4º punto consiste en enfocar el futuro, no el pasado. Hable de lo que se hará de otra manera en el futuro, no de lo que sucedió en el pasado. ¿Por qué? Una razón sencilla es que no se puede controlar el pasado. Al no poderlo controlar cualquier crítica sobre lo que se ha hecho mal en él, produce una enorme tensión y frustración.

 

El poder emocional. Motivación. Actitud. Éxito. Gestión de tiempo.

Carlos J. Alonso Carro. American Psicological Center, León. 987 24 50 75
Av. Río Bernesga, nº 5 (frente al Hospital de San Juan de Dios)

 

Parte 2: ACTITUD: Como hacerse cargo de su vida.

Bien, hemos dicho que el amor propio consiste en lo que uno se aprecia, se ama, se acepta a sí mismo en tanto que ser humano válido y útil. He hablado de la base para una actitud mental positiva y de cómo esta actitud, nuestra, se trasmite a nuestros hijos. De cómo dicha actitud será la base de la motivación para ellos, a la hora de ir afrontando los retos de su vida, día a día. Pero los niños crecen, se han de convertir en mujeres y hombres adultos. A los 18 años, no a los 34 ni a los 49. A los 18 años son adultos como ustedes y como yo. Y no se si estamos los padres dispuestos a afrontar esta realidad y a ir preparándoles para ese día, así que vamos a ver el segundo componente que ayudará a forjar esa actitud y esa motivación para el éxito en la vida: la autorresponsabilidad.

Amor propio + autorresponsabilidad, reforzándose entre si. Los dos son requisitos clave para el rendimiento máximo.

Y lo que dice la autorresponsabilidad es que usted es el arquitecto de su propio destino, es el amo de su propia suerte, es totalmente responsable de si mismo, que todo lo que es y será depende de usted y solamente de usted. ¿Les enseñamos esto a nuestros hijos?
Se puede creer en un poder superior, como es mi caso; pueden decir que el poder superior es el responsable, pero ya saben: a Dios rogando y con el mazo dando. Y durante esta vida terrenal, usted está a cargo de su propia vida, está a cargo de lo que le suceda. Si no le gusta el modo en que las cosas se están desarrollando, de usted depende cambiarlas, pero de ningún modo puede trasladar esta responsabilidad a los demás.
Todo este asunto de responsabilidad es muy controvertido y verán según hablamos en esta sesión que es un asunto que se ha de comprender con claridad absoluta, si se desea lograr la plena potencialidad en tanto que ser humano.
Una de las cosas que sabemos es que tenemos un inicio infantil al nacer. Así empezamos y vamos creciendo. Nos hacemos adultos a los 18 años. Empezamos con cero responsabilidades y según nos aproximamos a la edad adulta vamos adquiriendo cada vez más responsabilidad, hasta que, para cuando nos hacemos adultos, a los 18 años, si nuestros padres nos han educado bien, si nos han preparado, si nos han animado a ser independientes, si nos han animado a tomar nuestras propias decisiones y a pensar por nuestra cuenta y planificar nuestras vidas… A los 18 años, legalmente, y desde un punto de vista psicológico, moral, mental, físico y todo lo demás, estamos listos para hacernos cargo de nuestra vida. Esto no significa que a los 18 años tengamos que echar a los hijos de casa, aunque muchos lo hayan pensado más de una vez cuando son adolescentes. Pero si significa, por ejemplo, que no tenemos que ir a matricularlos a la universidad; que si no saben matricularse solitos, a lo mejor es que no deberían de poder ir.
Ahora bien. Si se llega a los 18 años, y sus padres no lo han preparado para ser plenamente responsable en la edad adulta, no importa. A la edad de 18 años, desde los 18 años en adelante, durante el resto de su vida tendrá el ciento por ciento de responsabilidad. Nunca podrá absolverse de la responsabilidad. Durante el resto de su vida todo lo que le suceda dependerá de usted. Totalmente y sin remisión. Y esto hay que írselo diciendo a los niños. No el día antes de cumplir los 18, que nos mirarán, se quedarán con unos ojos como platos, y creerán que no nos hemos tomado la medicación, o vaya usted a saber que. Esto hay que ir diciéndolo desde que empiezan su vida social, desde que vienen al colegio. Hay que ir diciéndolo poco a poco; no le suelten este rollo a un niño de infantil el día que empieza el colegio; y como ya se lo hemos dicho, pues nada, a esperar, y luego ya nos lo devolverá el colegio hecho un hombre a los 18. Poco a poco, pero que no crean que los padres son la caja de ahorros y el plan de pensiones. Que tener unos padres no es que te haya tocado la primitiva, para vivir toda la vida del cuento. Hay que ir enseñándoles el camino. Desde pequeñitos, con respecto a su edad, pero no empezar a los 14, 16 ó 18 años.
Enseñemos a los niños que la divisa de la persona verdaderamente responsable es:
“Si ha de suceder,… si ha de suceder, depende de mi”. “Si ha de suceder depende de ti”.
Lo que significa en palabras de Henry Ford, “Nunca te lamentes ni te justifiques, nunca te lamentes, nunca te justifiques”. Lo que esto significa es que si no le gusta como están las cosas, de usted depende modificarlas y si no está dispuesto a tomar medidas para cambiarlas, entonces no se lamente, sencillamente acéptelas.
Los hombres y las mujeres que lo son de verdad, no se quejan de las dificultades de la vida, simplemente las aceptan como las dificultades de la vida y hacen algo al respecto o se callan. Así que si ha de suceder depende de mí, si ha de suceder depende de usted.
Esta es una de las cosas más difíciles de comprender, porque mientras somos niños, estamos en una etapa en la que somos totalmente dependientes, y al serlo, somos, si lo prefieren, un modelo de hábitos o una respuesta condicionada, y buscamos los motivos para las cosas en nuestro exterior. Según nos hacemos adultos, si no tenemos cuidado, conservamos esta dependencia y añoraremos lo que se conoce como “pseudoseguridad de la infancia”. Aquel periodo de la infancia en que alguien nos cuidaba, nos daba de comer y nos vestía, y nos proporcionaba un hogar y un colegio y todo eso. No nos teníamos que preocupar de nada, porque había alguien que se hacía cargo de todo. Según vamos creciendo, vamos a la escuela y allí se preocupan de todo y si nos descuidamos entramos en el mundo del trabajo, y una vez más ellos están ahí. Siempre es alguien ajeno a nosotros, en última instancia, quien es responsable de nosotros.
La mayoría de la gente cuando termina los estudios estatales, cree que el sistema estatal, tiene que seguir educándoles, si nadie viene a continuar su educación, ellos sencillamente no hacen nada. Esto ilustra la diferencia entre madurez e inmadurez.
He aquí un ejemplo muy sencillo: Imaginen una vez más el transcurso de la vida desde la infancia hasta la edad adulta, todo el mundo llega a un punto antes o después en el que se encuentra con un gran acantilado. Un enorme precipicio que es el lado de la inmadurez, este es el lado de la infancia, es el lado en que dependemos de los demás y buscamos en los demás las respuestas y las soluciones. Miramos en nuestro exterior. En este punto llegamos al borde del precipicio. Al otro lado vemos la tierra de la madurez, de la edad adulta, y cada uno de nosotros tiene que decidir pasar dando un enorme salto de ser un niño a ser un adulto. A veces se nos impone este salto, a veces el paso se produce como una evolución, pero antes o después tenemos que tomar la decisión de aceptar el hecho de que estamos a cargo de nuestras vidas, que somos los arquitectos de nuestro destino, y luego, seguir adelante. ¿Qué hace la mayoría?
Desgraciadamente la mayoría da marcha atrás en este punto. Contraen matrimonios en los que alguien les cuidará, encuentran trabajos en los que esperan que sus jefes se ocupen de ellos, etc… O sencillamente eluden la responsabilidad buscando el motivo de todo lo que les sucede en otras personas y otras circunstancias.
La culpa la tiene su constitución, su salud, la manera de tratarle sus padres, etc… No son verdaderamente responsables. Por otra parte, a veces, deciden tomar algo de responsabilidad, no mucho, lo que es el equivalente a intentar saltar un precipicio en dos saltos, y desgraciadamente la gran mayoría de la gente acaba en el valle que hay abajo, en el valle de las excusas. La gran mayoría de la gente se pasa la vida entera en el valle de las excusas, excusándose en vez de progresar. Hay quien tiene la costumbre de elaborar excusas para justificar sus fracasos y sus insuficiencias. Esto es fatal para el éxito. La costumbre de excusarse es fatal para el éxito. De modo que la pregunta que uno se ha de formular al hablar de la responsabilidad es: ¿Qué excusa utiliza para no seguir adelante?
Tolstoi cuenta una historia que se ha hecho famosa. Tolstoi y sus hermanos jugaban en el jardín a buscar un cofre que contenía todos los enigmas de la vida. Todas las respuestas al misterio de la vida. Y podrían encontrarlo siempre que mientras buscaban no pensasen en un gran conejo blanco. Siempre que no pensaran en el gran conejo blanco, hallarían el cofre y con él las respuestas a la vida. Nunca encontraron el cofre, porque nunca podían dejar de pensar en el gran conejo blanco.
La pregunta que nos debemos hacer es: ¿Cuál es nuestro gran conejo blanco? ¿En qué pensamos nosotros? ¿Cual es la excusa que aparece en nuestra mente siempre que pensamos en algo que podríamos hacer o podríamos ser? Un trabajo nuevo, un reto, una oportunidad, un cambio de algo en nuestra vida que no nos guste. ¿Cuál es su conejo blanco? ¿Cual es la excusa que se materializa en su mente? Se dice… No puedo hacer eso porque… Otra cosa sería si… Me gustaría pero…Siempre hay un motivo. Soy demasiado joven, demasiado viejo, demasiado alto, bajo, no soy lo suficientemente culto, soy demasiado culto, no es el momento oportuno, no es el lugar oportuno, etc… ¿Cuál es su conejo blanco? ¿Qué tiene en el fondo de su mente que hace que se excuse, que le impide hacerse responsable, que le mantiene en el país de la infancia, la inmadurez y la irresponsabilidad?
Esta pregunta es muy, muy importante. Por nosotros y por nuestros hijos. ¿Recuerdan que decíamos, que ellos aprenden por imitación?
Cuando hablamos de responsabilidad, hablamos de otra cosa. Decimos sencillamente que la aceptación de la responsabilidad no es algo optativo. A muchos nos gustaría pensar: bueno, aceptaré un poco de responsabilidad aquí, tomaré un poco allí…Pero no. La aceptación de la responsabilidad no es optativa. Desde los 18 años somos responsables al ciento por ciento. No hay elección al respecto. De hecho pocas cosas hay en la vida en las que no haya elección, pero en este caso no la hay. Es obligatorio. Es obligatorio si desean desarrollar su potencialidad, convertirse en todo lo que son capaces de convertirse. Deben aceptar la responsabilidad total para producir las circunstancias, hacer los cambios, tomar las decisiones difíciles que son necesarias.

Si toman la palabra responsabilidad, saben que la pueden dividir en dos:
Responder y Habilidad.

Y una de las cosas que he aprendido al estudiar la historia, es que toda la vida es una serie de retos, dificultades, problemas, obstáculos que hemos de afrontar. Y la diferencia entre los ganadores y los perdedores, no es la diferencia en los problemas, porque todo el mundo los tienen y muchos. La mayoría de las personas tienen más problemas y más serios de lo que ustedes y yo nos podamos imaginar. La diferencia en la vida, la diferencia entre los ganadores y los perdedores está en las respuestas al problema.
Hace muchos años, un hombre llamado Oswald Spengler escribió un libro en el que hablaba de lo que él llamó: “La Teoría de la Reacción ante los retos”. Esta teoría decía sencillamente que el auge y el declive de las civilizaciones se produce en la medida en que hacen frente a los retos con eficacia y reaccionan con eficacia. Una pequeña sociedad, empieza siendo pequeña y casi siempre sufre el reto de un enemigo externo, o de la naturaleza, o de la climatología, o de cualquier otra cosa. Si la sociedad reacciona de manera positiva y constructiva ante el reto, la sociedad crece. Según crece va dando pié a retos y dificultades adicionales, y si reacciona ante ellos de manera efectiva, crece más.
Oswall Spengler estudió los 21 grandes imperios de nuestra civilización y halló que absolutamente todos han seguido este ciclo. Mientras una civilización continúa enfrentándose con el reto, crece y se hace cada vez más fuerte. La causa de la importancia de esta analogía, es que nosotros, en tanto que seres humanos, somos exactamente iguales. Crecemos en la medida en que reaccionamos con eficacia, en la medida que hacemos frente a los retos que la vida pone en nuestro camino, sin excusarnos.
Si consideramos a los grandes hombres y mujeres de la historia: Albert Swaizer, Winston Churchill, George Washington, Abraham Linconl, Franklin D. Roosevelt, Ramón y Cajal, Nicolás Copérnico, Galileo Galilei, Marie Curíe, etc… Observamos que estas personas excepcionales, siempre son las que hicieron frente a los retos de su tiempo.

Si alguna vez desea conseguir hacer frente a los grandes retos, lo que ha de hacer es lo siguiente: empezar a hacer frente a los retos de todos los días, lo que significa que pase lo que pase ha de aceptar el reto, aceptar la responsabilidad, negarse a buscar excusas y seguir adelante.

Hay tres aspectos, tres aspectos de la vida moderna, que se deben tener muy, muy en cuenta:

El 1º es la política. Si miran a su alrededor verán que se habla mucho de que es el gobierno quien tiene que hacer las cosas, es el gobierno quien es el responsable…, se le hace responsable al gobierno. Sea este nacional, autonómico, o local, y sea del signo que sea. Lo que la gente quiere es que el gobierno sea su papá. Quieren que el gobierno les proteja, que les cuide. Cuanto más vote uno a los políticos para que le resuelvan las cosas, más control da a los políticos. Verán, nunca se puede entregar la responsabilidad, solamente se puede entregar el control. Como se da el control: pues votándoles para que gasten más, para que legislen aún más su negocio, dispongan aún más de su dinero y así sucesivamente.
El impulso hacia la estatalización, la colectivización, representa de algún modo la necesidad de hacer al gobierno responsable de los retos de nuestras propias vidas.

El 2º aspecto donde esto se puede observar es el sistema de la justicia penal. El sistema penal. Una característica de todos los criminales es que se niegan a hacerse responsables de sus crímenes. Estos siempre se deben a algo o a alguien. Siempre se deben a su infancia, a sus orígenes, o a los demás. Para salir del mundo del crimen lo que tienen que hacer es aceptar la responsabilidad en cuanto a los crímenes que han cometido y decir: Yo lo hice, nadie me obligó, yo soy responsable. Y sólo así consiguen no volver a la cárcel.

 

El 3º aspecto es la medicina. Hoy sabemos que casi todos los problemas médicos tienen un origen psicológico, nos los causamos nosotros mismos. El ciudadano español medio pesa entre cinco y diez kilos de más. En medicina damos por sentado que la responsabilidad corresponde al médico. Imagínense como nos cuidaríamos si estuviéramos en una isla desierta para el resto de nuestras vidas, sin médicos, ni enfermeras, ni hospitales, ni medicamentos, ni nada. Nada de lo que echar mano. Este es un punto muy importante.
Así que en nuestra sociedad observamos un clamor, una exigencia: No soy responsable, quiero que otro sea responsable.

Pero esta es la clave:

Recuerden que siempre somos libres de elegir. Podemos elegir nuestras respuestas.

Podemos elegir la calidad de nuestra vida emocional. Sabemos, que decidimos como nos vamos a sentir, por nuestro modo de reaccionar. Decidimos cuando enfadarnos, cuando estar alegres, tristes… Decidimos cual va a ser nuestra actitud cuando nos levantamos por la mañana. Decidimos la calidad de nuestra vida física. Somos los únicos que decidimos lo que vamos a comer, lo que bebemos, lo que no vamos a comer o beber. Determinamos la calidad de nuestra vida económica. Somos los únicos que determinamos la calidad y la cantidad del trabajo que realizamos. En cada uno de los casos podemos elegir libremente lo que queremos.
Si queremos que las cosas sean distintas, el punto de partida es la aceptación de una responsabilidad plena e incondicional sobre nuestra vida.
Descubrí por primera vez todo el concepto de la responsabilidad cuando tenía 21 años. Había acabado la mili. Vivía en una habitación de 6 metros en una pensión de la calle Aribau de Barcelona. Trabajaba en Barcelona. No tenía coche. No tenía dinero en el banco, toda mi ropa era vieja, no había ido a la universidad. Miré a mí alrededor aquel invierno, en aquella pequeña habitación sin futuro y con muy poco pasado y me dije: si algo ha de cambiar depende sólo de mí. En aquel momento me asusté de verdad. De repente me di cuenta de que si quería que mi vida cambiara, era yo, quien tenía que hacerla cambiar.
Si hay una idea que les quiero trasmitir con esta pequeña anécdota, esta sencilla anécdota, es la siguiente: que el punto de partida hacia las estrellas, el punto de partida para hacerme cargo de mi vida, el punto de partida para obtener grandes éxitos y grandes logros consiste en la aceptación de una responsabilidad completa e incondicional.
Si ha de suceder depende de mí.
Si ha de suceder depende de usted.

 

Resumamos:

La clave para el éxito en la vida consiste en una actitud mental positiva.
Una actitud mental positiva se basa en las expectativas de éxito, en un conjunto de expectativas positivas.
Las expectativas positivas se basan en las creencias y el autoconcepto.
El núcleo del autoconcepto, lo que determina la eficacia en la vida, es el amor propio.
El amor propio se mide por el afecto que uno siente por si mismo.
Las dos cosas que nos reprimen son el miedo al fracaso y el miedo al rechazo.
De modo que uno de los secretos principales del éxito es este:
Conviértase en un organismo en generación perpetua de amor propio.
Dedíquese continuamente a hacer cosas para usted mismo, a usted mismo, en su vida, que puedan hacer que se quiera, que se ame, que se acepte, que se respete, que le hagan encontrarse estupendo.
Si es un padre o madre, un profesor, un jefe, un marido, una esposa,… recuerde que la clave para un rendimiento óptimo en su hogar, en su trabajo, consiste en que la gente se considere estupenda.
Cuanto mejor se encuentre uno, cuanto más se quiera, más fácil será hacer que la gente que le rodea se quiera, se ame, se acepte y se respete, y así se creará un entorno de rendimiento óptimo.
Este es el punto de partida para los grandes éxitos y logros en la vida. Así que repítase una y otra vez: me gusto, me gusto, me gusto.

Y no olvide la segunda parte: Autorresponsabilidad.
Hágase cargo de su vida y no busque excusas.
Transmita a sus hijos esa responsabilidad. No deje que se excusen.
Recuerde que a los 18 años serán mayores de edad, adultos, y que su trabajo será hacer frente a los retos de cada día, como padre, no como colega. No deje a su hijo huérfano.
Los niños imitan; que tengan normas, que conozcan las que nosotros tenemos, y que aprendan a cumplir las suyas como nosotros cumplimos las nuestras.
Hagan de sus hijos adultos responsables, pero no olviden nunca como empieza la película:
Haciendo que usted y quienes le rodean se sientan ESTUPENDOS.

Y como final, ya que hablamos de motivación, una frase de Goethe:

“La juventud quiere mejor ser estimulada que instruida”

El poder emocional. Motivación. Actitud. Éxito. Gestión de tiempo.

Carlos J. Alonso Carro. American Psicological Center, León. 987 24 50 75
Av. Río Bernesga, nº 5 (frente al Hospital de San Juan de Dios)

Parte 3: ÉXITO: Como desarrollar una personalidad que atrae al éxito.

El gran magnate del acero Andrew Carnegie, que acumuló una fortuna de más de 500 millones de dólares a principios del siglo XX y empezó como un pobre emigrante, dijo en una ocasión que: “pagaría más por la capacidad de llevarme bien con los otros, que por cualquier otra habilidad”. Y hoy en día en nuestra sociedad, la capacidad de llevarse bien con los demás, la inteligencia social, es el activo más precioso, más valioso, de que disponemos. No sólo en cuanto a nuestra profesión, nuestro matrimonio y nuestras relaciones, sino también en cuanto a nuestro bienestar mental. En esta sesión vamos a hablar de cómo desarrollar una personalidad que atraiga al éxito. Vamos a hablar de cómo desarrollar la quinta esencia de la salud mental. Que es una personalidad positiva, una actitud mental positiva. El tipo de persona con quien todos quieren relacionarse y que es bien recibida en todas partes. Muy al principio de este curso dijimos que el 85%  de todo lo que logren en la vida será el resultado directo de lo bien que se lleven con los demás. Que hoy en día, incluso las mayores empresas americanas, contratan sobre la base de la personalidad y la actitud; y no sobre la base de notas, competencia, habilidades y experiencia. ¿Por qué?... Pues porque si la persona tiene las capacidades personales adecuadas puede aprender cualquier otra cosa que necesite para lograr el éxito. Pero si la persona tiene todas las capacidades del mundo y una personalidad desastrosa, en modo alguno podrán comprometerse a modificarla. Así que el 85% de nuestra felicidad en la vida, según una investigación, se deriva de unas relaciones felices con los demás. También el 85% de nuestros problemas en la vida se deriva de unas relaciones desgraciadas con los demás. Por si les interesa, el 15% restante se deriva de los logros. De manera que es posible que obtengamos cierta satisfacción en la vida de los logros, del éxito, de ganar dinero, de desarrollar empresas y profesiones, etc. pero la mayor parte de nuestra felicidad, va a derivarse de nuestras relaciones.
De modo que en esta sesión, vamos a enseñarles como pueden mejorar de manera espectacular la calidad de sus relaciones, haciendo algunas cosas muy, muy sencillas.
Sabemos en cuanto a las relaciones, que existe una relación directa, entre lo bien que uno se lleva con los demás y la salud de su personalidad, de hecho, todos queremos tener una personalidad más sana. De modo que veamos como se mide una personalidad sana. ¿Cuáles son algunas de las medidas sencillas? Hemos hablado de algunas de ellas durante este curso.

Naturalmente, la medida nº 1 de una personalidad sana es:

Nº 1: CUANTO SE QUIERE UNO A SI MISMO.
Esto constituye el centro de la personalidad. Las personas que se gustan mucho, tienen personalidades muy sanas.

 

 

La medida nº 2 de una personalidad sana es:

Nº 2: CUANTA RESPONSABILIDAD SE ACEPTA.
Las personas que aceptan mucha responsabilidad para si mismas, que se consideran como los agentes claves en sus vidas; las personas que se niegan a culpar a los demás, tienen personalidades muy sanas.

Otra medida de una personalidad sana es:

Nº 3: LA CAPACIDAD DE PERDONAR.
Una de las cosas que sabemos es que existe una relación directa entre la facilidad para perdonar y olvidar, cuando alguien la hace daño a uno, y la salud de la personalidad.

La medida nº 4 de una personalidad sana, es lo que se conoce como:

Nº 4: EXPECTATIVAS POSITIVAS:
La medida en que se busca el bien en todo y en todos los que le rodean a uno. La gente con tendencia a buscar el bien son personas realmente sanas.

Y la 5ª medida de una personalidad sana es lo que vamos a comentar hoy:

Nº 5: COMO DE BIEN SE LLEVA UNO CON LOS DEMAS.
De hecho, en realidad, uno no puede tener una personalidad sana si está aislado de las relaciones con otros seres humanos.
Lo maravilloso es que existe una ley de reciprocidad en esto. En el sentido de que cuanto más se guste uno a si mismo, más te gustarán los demás, más responsabilidad aceptará, mejor se llevará con ellos. Cuanto más perdone y olvide libremente, cuanto más se niegue uno al rencor, más mejorará la calidad de su relación. Cuanto más se busque el bien en las personas y las situaciones, mejor se llevará uno con uno mismo y con ellos, y cuanto mejor se lleve uno con los demás, …¡sorpresa!: más, se gustará a uno mismo.
De modo que aquí tenemos una serie maravillosa de relaciones reciprocas.
Esto nos lleva a una ley importante. Una de las últimas, sino la última ley de la que hablaremos, llamada:

LA LEY DEL ESFUERZO INDIRECTO

Y la ley del esfuerzo indirecto dice sencillamente que: “en nuestras relaciones con los demás, tendemos a lograr las cosas que queremos, indirectamente, con más rapidez, de lo que lo haríamos directamente”.

Puedo darles un ejemplo muy sencillo: Si uno intenta conseguir directamente las cosas en las relaciones, a menudo uno se sentirá humillado, avergonzado, etc.
Permítanme un par de ejemplos: Pongamos que quieren impresionar a los demás, muy bien, quieren impresionar a los demás. ¿Han intentado alguna vez impresionar a alguien? ¿A alguien que consideraban importante o valioso? ¿Lo han intentado?
Lo que se acaba haciendo es todo lo contrario, pero el modo de impresionar a los demás es sencillamente este: “Dejar que ellos nos impresionen”, “Que ellos nos impresionen”.
¿Cuál es el modo de interesar a los demás? Si se utiliza la ley del esfuerzo indirecto, el modo de interesar a los demás, en uno mismo, es naturalmente: interesarse por ellos.
Si se quiere gustar a los demás, ¿Cuál es el mejor medio? Que ellos nos gusten a nosotros.
Si se quiere que los demás nos respeten, ¿Cuál es el mejor modo? Respetarles.
Y en todos los casos esta ley del esfuerzo indirecto actúa, para construir nuestras relaciones humanas.

Un último punto. Hemos hablado de algunas de las leyes mentales y me gustaría solamente llamar su atención sobre tres:

Una es la ley de la siembra y la cosecha. La ley de la siembra y la cosecha dice que la calidad de nuestras relaciones, lo que estamos cosechando en nuestras relaciones, en cualquier momento dado, es, el resultado de lo que se ha sembrado en esas relaciones.
Lo que se obtiene de las relaciones tiene muy poco que ver con la otra persona o con el destino, o con la procedencia, o la naturaleza. Con lo que tiene que ver es con lo que se ha sembrado.

Otra es la ley de la correspondencia. Que dice que el mundo exterior de uno se corresponde con un mundo interior, según suceda dentro, sucederá fuera. Especialmente en las relaciones.

Y por supuesto la ley de la atracción. Y esta dice que uno siempre atrae hacia sí a las personas que son parecidas, a como uno es en su interior.
Si quieren sembrar la calidad de sus relaciones, el punto de partida consiste en cambiar la calidad de su relación consigo mismo y sus relaciones externas lo reflejarán.

Cuando hablamos de esto, de lo bien que uno se lleva con los demás, utilizamos un gráfico muy, muy sencillo.

Este es el gráfico de la personalidad humana:

 

Introvertido                            Personalidad media                                    Extrovertido

 

 

Desde la más introvertida a la más extrovertida. O si lo prefieren de la persona orientada al interior a la persona orientada al exterior. Y la persona con una personalidad verdaderamente sana se puede llevar bien con una gran variedad de gente partiendo de un valor medio. Y naturalmente el valor medio es la personalidad media, ni introvertida ni extrovertida.

 

 

 

 

Sobre esto podemos sobreponer otro gráfico. Este es el gráfico del amor propio. Desde un amor propio elevado hasta un amor propio bajo.

 

    AMOR   PROPIO   ELEVADO

AMOR   PROPIO   MEDIO

AMOR PROPIO BAJO

 

Introvertido                               Personalidad media                                 Extrovertido

 

Y hallamos una cosa muy interesante. Este gráfico me lo he inventado yo. Que si uno tiene un nivel bajo de amor propio, si uno no se gusta especialmente, o tiene sentimientos de inferioridad, o de negatividad, entonces, el número de personas con las que uno se puede llevar bien estará limitado a las personas que están más bien en el punto medio de la escala, personas podríamos decir con las que es fácil llevarse, personalidades neutras, sosas.
Sin embargo, según se va subiendo en la escala del amor propio, según uno se va gustando, respetando y aceptando más y más, el número de personas con las que uno se puede llevar bien va aumentando. Según aumenta el amor propio de uno, uno se puede llevar bien con más y más personas a lo largo de esta gama. Y según uno llega a un punto en el que tiene elevados niveles de amor propio y autoaceptación, uno ve que se puede llevar bien con prácticamente cualquier persona a la que conozca, desde las más introvertidas hasta las más extrovertidas. Y puesto que en la vida el asunto más importante es llevarse bien con tantas personas como sea posible, porque con cuantas más personas se lleve uno bien, más oportunidades tendrá de llevar una vida interesante, fascinante, emocionante. Una cosa que es maravillosa, es que según aumenta su amor propio al trabajar duro sobre uno mismo, la calidad de sus relaciones con los demás se amplían.

De modo que ¿Cuál es la clave para aumentar nuestro amor propio?

Es maravilloso observar que debido a la ley de la reciprocidad, cada cosa que hacemos para aumentar el amor propio de los demás, aumenta nuestro amor propio al mismo tiempo. Esto significa que no se puede hacer nada verdaderamente amable o generoso para aumentar el amor propio de los demás, sin aumentar también el de uno mismo.

Si desean tener una personalidad verdaderamente sana entonces utilicen:

LA LEY DE LA INVERSIÓN

La ley de la inversión en una de sus aplicaciones dice sencillamente lo siguiente:

“Todo lo que uno haga para aumentar el amor propio de los demás, aumenta el amor propio de uno de manera simultanea”.

De modo que lo que vamos a estudiar durante el resto de esta sesión, van a ser algunas de las cosas que podemos hacer, para aumentar el amor propio de los demás y aumentar de manera simultanea nuestro amor propio, para que logremos una personalidad más sana.
Y por cierto, existe una relación directa entre una relación feliz con los demás y la longevidad, la salud, la energía, la vitalidad, la resistencia ante la enfermedad y todo lo demás.

Y la clave, la clave para aumentar el amor propio de los demás, consiste en hacer que se sientan importantes.

Háganles sentirse importantes. Esta es y siempre ha sido la clave para el éxito en las relaciones humanas.
Mary Kay Ash tiene un dicho precioso: “Hazme sentirme importante”.
Es como si todas las personas a las que uno conoce llevaran un cartel que dijera:
“Hazme sentirme importante”. Y lo que se hace es responder ante el cartel.
Hacer que los demás se sientan importantes, tratarlos bien. Háganles sentirse importantes y les sorprenderá ver que ustedes se sienten importantes también.
El principio de reciprocidad funciona.

¿Cómo hacemos que los demás se sientan importantes?

En primer lugar, lo principal, es eliminar la crítica destructiva.

Nº 1: Eliminen la crítica destructiva. Nada hace disminuir el amor propio de una persona más deprisa que la crítica destructiva. Eliminen la crítica destructiva. Recuerden que la crítica destructiva en la infancia es lo que produjo nuestros miedos al fracaso, nuestros miedos al rechazo; los sentimientos de inferioridad, inadecuación, desmerecimiento, culpa y todo lo demás. Y la mayoría de nosotros seguimos luchando por superar esos sentimientos producidos por los comentarios descuidados que nuestros padres nos hicieron en la infancia. Así que eliminen la crítica destructiva. Nunca critiquen a nadie por que la crítica los desvaloriza, destruye su amor propio, los hace sentirse fatal. Solamente ese cambio en su vida, la eliminación de la crítica destructiva, le hará a usted una persona mucho más atractiva de lo que se pueda imaginar, si es que tiene tendencia a la crítica.

Nº 2: Sea agradable. Sea agradable. Sea agradable. Eso quiere decir que: No discuta.
Recuerdo que cuando yo era joven tenía mucha labia, por así decirlo. Y solía ganar en las discusiones. Solía ganar cualquier discusión. Hacía mis lecturas, investigaba, y se me daba muy bien. Llegué a un punto en que nadie podía ganarme en una discusión. Y saben, llegué también a un punto en que no tenía a nadie con quien discutir. Llegué a un punto en que nadie quería hablar conmigo. Nadie quería tener nada que ver conmigo. Nadie me invitaba a su casa. La gente no jugaba conmigo en la escuela porque yo discutía, y aunque aparentemente ganaba, era yo el que perdía. De modo que, no discutan.
Se evita discutir por medio de una técnica muy sencilla: es así “se ha de intentar comprender a los demás antes que los demás le comprendan a uno”. Utilicen la ley del esfuerzo indirecto e intenten en primer lugar comprender el punto de vista de la otra persona. ¿Qué es lo que hace que la otra persona sienta y piense como lo hace?
Si no están de acuerdo con el otro, la tendencia natural de la personalidad poco madura, es intentar abrumar al otro por medio de la discusión. Sin embargo la tendencia de la personalidad madura es dedicar tiempo a intentar comprender porque la otra persona piensa y siente como lo hace. Pudiera muy bien ser que su razonamiento fuera muy superior al de uno. Por lo menos es verdad que, una persona a la que se convence contra su voluntad, mantiene su propia opinión.

Uno de los principios más importantes en el desarrollo de la personalidad humana, consiste en el principio de la resistencia pasiva. Este principio de la resistencia pasiva fue llevado a la perfección por Gandhi, en la India, en el S. XX. El fue capaz por así decirlo, de vencer a todo el Imperio Británico, y de sacar a la India del imperio y hacerla independiente, sencillamente por medio del proceso de no oponer resistencia. La Biblia en el Nuevo Testamento dice que Jesús dijo: “Ponte de acuerdo con tu adversario rápidamente”. Existen varios motivos para esto. La primera razón es que para mantener una mente positiva, para tener entusiasmo, para gustar a los demás y para que los demás nos gusten, consiste en no discutir con ellos. En hacer todo lo posible para evitar una discusión. Cuando me casé hallé que la tendencia natural de las personas cuando viven juntas es discutir, porque no se está de acuerdo en cuanto a momentos y cosas y demás; pero también averigüé algo muy útil, que me ha ayudado mucho y es ponerme de acuerdo rápidamente. Cuando uno se da cuenta de que se aproxima una discusión, debe alejarla. Pónganse de acuerdo. Intenten ver el punto de vista de la otra persona. Eso es la parte fundamental de la empatía. Entiendan al otro.
¿Cuál es el lugar donde hemos de empezar a ser agradables, a negarnos a criticar? Por supuesto en nuestra propia casa. Lo interesante, y Freud lo dice muy bien, es que: “Si tiene que ser grosero, séalo con los extraños, pero guarde sus buenos modales para su propia familia”. Tenemos una tendencia natural a ser muy educados con las personas que no hemos visto en la vida, ni volveremos a ver, y luego ir a casa y criticar, quejarnos y discutir con las personas a las que más queremos.

Muy bien. El tercer principio para hacer que los demás se sientan importantes; ahora usted ya no critica, no discute, tiene una personalidad agradable, positiva; lo tercero es:

Nº 3: La aceptación. El tercer comportamiento es la aceptación. La aceptación satisface uno de los deseos subconscientes más profundos. Recuerden: cuando llegamos al mundo lo que deseamos más que cualquier otra cosa es que nuestros padres nos acepten, que nuestros padres nos quieran, nos den su aprobación y nos acepten de manera incondicional. Y cuando nos hacemos adultos seguimos necesitando ese amor y esa aprobación.
El modo en que trasmitimos la aceptación, es muy sencillo: sonriendo. Cuando sonreímos a otra persona trasmitimos aceptación. De hecho, el trabajo realizado en Psicología Interpersonal, y en la Dinámica Interpersonal, sugiere que cuando dos personas se encuentran por primera vez y cada vez subsiguiente, lo primero que sucede, es que se produce una reacción de aceptación, o de falta de aceptación.
Esto se transmite por medio del lenguaje corporal, de las expresiones de la cara, del tono de la voz. Pero hasta que se establezca esa relación no se produce ninguna otra comunicación. Y se puede dar impulso a esa relación sencillamente por medio de la sonrisa y de la aceptación incondicional de esa otra persona sea la que sea.
Al sonreír, por cierto, la investigación parece sugerir algo interesante; que cuando uno sonríe no solo produce en la otra persona una sensación positiva, sino que la sonrisa, el esfuerzo de sonreír, incluso, produce endorfinas en el cerebro, y le proporciona a uno mismo, una sensación general de bienestar. Se dice que: “incluso una sonrisa falsa es mejor que un ceño fruncido sincero”. De modo que sonrían, oblíguense a sonreír y verán que pueden llegar a tener ganas de sonreír sencillamente acostumbrándose a sonreír a los demás.

Nº 4: La apreciación: El paso número cuatro es la apreciación. La apreciación es como la aceptación. Cada vez que uno realiza cualquier tipo de apreciación, aumenta el amor propio de la otra persona. ¿Cómo expresamos apreciación?
Utilicemos las palabras: “Muchas gracias” una y otra vez. Den las gracias a su cónyuge, den las gracias a sus hijos, den las gracias a sus compañeros y sus subordinados, a la gente en los restaurantes…., den las gracias de manera habitual cuando les apetezca. La expresión de la gratitud hace que aumente el amor propio de los demás igual que sube el mercurio en el termómetro un día caluroso. Y verán que los hombre y las mujeres con más poder, con más éxito, tienden a ser más corteses y suelen ser muy, muy educados.
Las caracterizaciones que vemos en la televisión de los hombres y mujeres que tienen mucho poder pero son autoritarios y tratan mal a la gente, no se corresponden demasiado con la vida real, porque, la gente llega al poder y al éxito en la medida en que logran la cooperación de los demás, y la gente solo tiende a cooperar con los demás, si son el tipo de personas con quien resulta grato trabajar. De modo que sean corteses, sean educados, demuestren su apreciación, den las gracias. Thomas Carlyle dijo en una ocasión: “Se puede distinguir a una gran persona, por su modo de tratar a las personas pequeñas”.

Nº 5: La admiración. La admiración quiere decir admirar los rasgos de otra persona. Si la persona es aplicada, o puntual, o trabajadora, o precisa, … o admirar las posesiones de otra persona. Porque verán, nuestras emociones se entrelazan con nuestro carácter y nuestra personalidad, y cuando alguien nos los reconoce y admira, nos sentimos estupendamente.
También nos identificamos con nuestras posesiones. Nos sentimos orgullosos de nuestras casas, nuestros coches, nuestros relojes, nuestros zapatos. Nos sentimos orgullosos de nuestros hijos, nuestras oficinas, … y si alguien nos dice: “¡Vaya!, que bonito es eso” ó “que coche más estupendo”, ó “Que casa más bonita”, ó “Que salón más grande”, ó “Que traje más estupendo”, … cualquier cosa siempre que sea sincera. Yo nunca digo nada que no sea sincero, porque la gente es muy lista. Pueden detectar la falta de sinceridad. Recuerden, Abraham Linconl dijo: “A todo el mundo le gustan los cumplidos”. “A todo el mundo le gustan los cumplidos”. Yo he trabajado con multimillonarios y con directivos de grandes empresas, y de cadenas de empresas, muy poderosos y prósperos, y he averiguado que decirles algo que siento verdaderamente y que representa un cumplido sobre ellos o sobre sus negocios, o sobre su trabajo, etc… siempre obtiene una respuesta tan positiva, como la admiración por la posesión de alguien que tuviera poco amor propio. A veces las personas con mayor amor propio y con más éxito, son las que más necesitan la admiración y la apreciación.

Nº 6: La aprobación: La sexta cosa que pueden hacer para aumentar el amor propio de los demás, y recuerden, cada vez que aumenten el amor propio de alguien, aumentan el suyo; cada vez que mejoran la salud de la personalidad de otro, por medio de la ley del esfuerzo indirecto, aumentan la salud de su propia personalidad, es la aprobación.
La aprobación satisface uno de los anhelos más profundos de la psique humana, el deseo de ser estimado. El deseo de ser estimado. De hecho una de las definiciones del amor propio es la medida en que un individuo se considera digno de encomio. Una persona que se considera digna de encomio, tiene un elevado amor propio, de modo que cuando se le da aprobación o alabanza tiende a repetir la acción y a superarse a si mismo; y esto está demostrado, … creo que fue Napoleón el que dijo: “He hecho un descubrimiento increíble, los hombres dan sus vidas por las medallas”; en otras palabras, se dio cuenta de que los soldados, que no darían su vida por todo el dinero del mundo, la arriesgaban en la batalla a cambio de la aprobación y la alabanza que representaban las medallas que él repartía.

Claves para la aprobación:

  1. Actúe inmediatamente. Cuanto más próxima esté la alabanza o lo que se alaba, más viva resultará a la persona; repetirá la acción. Si desean que sus hijos ó sus empleados continúen haciendo algo, tan pronto como lo hayan hecho díganles: “Que bien te ha salido”.

 

  1. Sean específicos. Digan: “Que bien has arreglado ese césped”, … “esa cosa”, … “Que bien has escrito esa carta”, … o lo que sea. Cuanto más inmediato y específico sea el cumplido más rápido aumentará el amor propio y más probable será que se repita el comportamiento.
  2. Haga el cumplido en público. Cuando se reconoce algo en público su efecto se duplica o se triplica. Porque el efecto de las opiniones de los demás sobre nuestro comportamiento es enorme. De hecho hay muchas evidencias que sugieren que somos quienes somos y hacemos lo que hacemos, debido a lo que creemos que los demás piensan de nosotros. Nos afecta muchísimo lo que piensan los demás.

 

Nº 7: La atención: La atención es uno de los modos más potentes de aumentar el amor propio. La atención quiere decir: escuchar.

¿Por qué tiene tanta fuerza la atención y el escuchar? Porque siempre prestamos atención a lo que valoramos y negamos atención a lo que no valoramos. De modo que si desean decir a alguien que les aprecian, que son personas valiosas, préstenles mucha atención, escúchenles, dedíquenles tiempo.

            Algunas de las claves de la atención:

  1. Escuchen atentamente. Escuchen atentamente. Escuchen sin interrupciones, con paciencia, con dedicación.

 

  1. Esperen antes de contestar. Esperen antes de contestar. No interrumpan. Dejen a la persona decir todo lo que tenga que decir y hagan una pausa. Esperen. Háganles ver que de verdad están pensando en lo que ellos dicen.

 

  1. Pregunten. Para que las cosas queden claras. En vez de apresurarse a hablar, pregunten para que quede claro lo que ha dicho la otra persona. Es un modo de decirles que de verdad están escuchando. Y he aquí la mejor de las preguntas: “¿Qué quieres decir?”. Cuando hayan oído hablar a una persona y quieran comprender perfectamente y decirles que están escuchando, digan: “¿Qué quieres decir exactamente?” Y pídanles que se lo expliquen con claridad.

 

Nº 8: El boomerang: El boomerang dice sencillamente que: “Cualquier expresión, genuina, expresada por uno a cualquier otra persona, va a volver a uno”. Al igual que la ley de la siembra y la cosecha. La ley de la causa y el efecto. La ley de la atracción. La ley de la correspondencia. Dice que cualquier emoción genuina, recuerde: emoción genuina; en otras palabras, que si dicen algo positivo de otra persona, le llegará a esa persona y luego volverá y producirá un efecto de boomerang sobre ustedes. De modo que digan sólo cosas buenas. Cuando hablen de los demás, hablen de ellos como si lo que están diciendo fuera a aparecer en los periódicos. Cuando piensen en los demás emitan pensamientos positivos e ideas positivas. Piensen continuamente en el modo de hacer que los demás se sientan importantes. Traten a los demás como si fueran las personas más valiosas del mundo porque ellos creen que lo son.

Y la última regla con respecto a unas relaciones humanas superiores es lo que llamamos:

Nº 9: La regla dorada. La regla dorada dice sencillamente: “Ama al prójimo como a ti mismo”, “Ama al prójimo como a ti mismo”. Traten al prójimo como a ustedes mismos. Pregúntense en cualquier situación: ¿Cómo me gustaría que me trataran en esta situación? Pregúntense, cuando estén en una situación difícil con alguien, o cuando estén discutiendo, o no estén de acuerdo con alguien, si yo estuviera en su lugar: ¿Cómo me gustaría que me trataran en esta situación? …
Y he aquí algo que pueden hacer. Elijan un modelo. Elijan a una persona a la que admiren más que a nadie en el mundo en cuanto a personalidad, y en cualquier situación, hagan como si fuesen esa persona.
Hace muchos años descubrí los trabajos y la obra del Dr. Albert Schweitzer, una de las personas más maravillosas de todos los tiempos, de modo que a menudo, en muchas ocasiones, me digo: ¿Cómo actuaría Albert Schweitzer en esta situación?, o me pregunto ¿Cómo actuaría Jesús de Nazaret en esta situación? … Y si utilizan un modelo, si utilizan como luz y guía la norma de hacer que los demás se sientan importantes, desarrollarán una personalidad para el éxito, que les conducirá a lograr todo lo que deseen en la vida, en un mundo que está, lleno de otras personas.

 

 

 

 

 

El poder emocional. Motivación. Actitud. Éxito. Gestión de tiempo.

Carlos J. Alonso Carro. American Psicological Center, León. 987 24 50 75
Av. Río Bernesga, nº 5 (frente al Hospital de San Juan de Dios)

Parte 4: GESTIÓN DE TIEMPO: Estrategias de administración de tiempo.

Al inicio de este seminario hablamos de las leyes mentales y de la ley de control. Dijimos, que se tiene una opinión positiva sobre uno mismo en la medida en que se siente que controla su vida, y una opinión negativa sobre uno mismo, en la medida en que siente que no la controla, o en la medida en que siente que la controlan acontecimientos externos.
Ahora bien, en ningún plano resulta esto más importante como tema de discusión que en lo que se refiere a la administración de tiempo.
Charles Hobbes, especialista en el tema, ha elaborado una estupenda definición de la administración de tiempo; dice:
“La administración de tiempo consiste en el control sobre la secuencia de los acontecimientos”.
La mayor parte del estrés se deriva de la sensación de no tener control sobre la secuencia de los acontecimientos. Ahora bien, todas las personas con éxito practican para lograr una buena capacidad de administración de tiempo. Todas las personas que no tienen éxito no las practican. Punto.
Cada uno de nosotros dispone de 24 horas al día. Usted tiene 24 horas al día y yo tengo 24 horas al día. Sin embargo, el primer 20% de toda promoción académica, el primer 20% de toda industria, el primer 20% de todo grupo social, logran y obtienen el 80% de los premios.
No porque tengan mayor talento, no porque tengan más capacidad, no porque tengan más habilidad, o inteligencia, o educación u oportunidad u otra cosa, sino, porque emplean mejor su tiempo.
A lo largo de este curso hemos venido hablando de las claves del éxito. Hemos dicho una y otra vez que una de las más importantes claves del éxito es la autodisciplina. La autodisciplina. Y sabemos, que ninguno de nosotros tiene la suficiente. Pero la autodisciplina tiene una aplicación específica. Significa tener dominio sobre uno mismo. Significa muchas cosas. Significa centrar la mente en lo que uno desea y mantenerla alejada de lo que no desea. Pero también significa autocontrol. Significa autocontrol en términos de tiempo, en términos de controlar la secuencia de los acontecimientos.
Si uno no puede dominar su tiempo, entonces es poco probable que llegue a lograr lo que es capaz de lograr en la vida.
En esta sesión deseo suministrarle siete claves para la administración de tiempo. Yo dirijo unos programas monográficos de uno y dos días sobre administración de tiempo. Puedo hablar durante horas sobre la administración del tiempo sin tener que hacer referencia a ningún apunte. He estudiado innumerables libros. He escuchado todas las cintas. He seguido todos los cursos. Voy a darle siete claves. Si siguen estas siete claves hasta que se conviertan en algo automático, podrán duplicar la eficacia de su tiempo en un plazo muy breve.
De modo que vamos allá. Pero recuerden, la administración de tiempo es esencial. Todos disponemos del mismo tiempo, la única diferencia es esta: ¿Qué hacemos con el? Y de esta cuestión se deriva el material que conforma nuestra vida.
El punto de partida para la administración del tiempo. El número uno que he estado repitiendo una y otra vez es:

Nº 1: Metas claras y específicas. Metas claras y específicas. ¿Saben cuanta gente pierde el tiempo por que no disponen de metas claras y específicas? No saben lo que hacen. Al menos el 80% del tiempo desperdiciado se debe a que la gente no está segura de lo que debe hacer. No están seguros de lo que deben hacer, y si trabajan para una empresa, no están seguros de lo que la empresa quiere que hagan. De hecho, lo primero que hago cuando voy a una empresa es decirles: “lo que tienen que hacer es definir claramente las expectativas de cada persona y de cada puesto de trabajo”… Y saben, …  en muchos casos no saben como tienen que hacerlo.
Metas claras y específicas. Si trabaja para una empresa, si trabaja para un jefe, lo primero que debería hacer es hablar con su jefe y preguntarle que es exactamente lo que espera de usted; las cosas más importantes para cuyo desarrollo le han contratado. Metas claras, específicas, definidas en términos de rendimiento, en términos de resultados. ¿Qué resultados desean?
De hecho cuando uno fija sus metas, siempre debería preguntarse: ¿Qué resultados desea? En lugar de metas, pregúntese: ¿Qué resultados desea?
Ahora bien, ¿qué quiero decir cuando digo resultados? Eh aquí un ejemplo perfecto:
Una persona dice: “Quiero tener éxito en mi trabajo” ¿Qué quiere decir esto? Pues quiere decir que, el resultado que desea es un trabajo interesante, estimulante, bien pagado, … A veces nos encontramos desarrollando un trabajo que no es interesante, ni estimulante y no logramos comprender porque no podemos derivar ninguna satisfacción del mismo…
O alguien nos dice: “Quiero que mi relación funcione”. ¿Qué están diciendo? Lo que están diciendo es que el resultado que desean es ser felices en su relación. Y poco importa con quien sea uno feliz si el resultado está claro: que usted desea ser feliz en una relación.
Otra cosa. Alguien dice: “Quiero ser rico”. Bueno, usted dice: ¿Qué quiere decir ser rico? ¿Qué aspecto tiene la riqueza? ¿Cuál sería su resultado si fuera rico? ¿Qué sería necesario para lograr ese resultado? Y luego uno empieza a observar y se dice: “Pues bien, si tuviera una determinada cantidad de dinero podría hacer esto, o podría hacer lo otro, o podría hacer lo de más allá”… y a veces sucede que es posible lograr ese resultado sin lograr ese tipo de adquisición económica.
A veces uno, se da cuenta, que no puede lograr el resultado que desea de la vida, si parte del trabajo que tiene. De modo, que presten atención a los resultados. Metas claras, específicas, escritas.

Nº 2: Planes escritos. El paso número dos es claro. Ya lo hemos dicho antes: planes claros, por escrito, y organice sus planes si lo desea como si fueran una lista de actividades. De modo que sepan todo lo que tienen que hacer.
Si uno se toma tiempo para planificar, se dice que cada minuto dedicado a planificar le ahorrará entre cinco y quince minutos en la ejecución. Y la acción sin planificación, es la causa de casi todos los fracasos. La acción sin planificación es la causa de casi todos los fracasos. De modo que planes claros, por escrito, y una lista clara de actividades sobre las que trabajar, como ya hemos dicho antes.

 

Nº 3: Haga una lista. Todos los administradores de tiempo de éxito trabajan con listas. Ninguna persona sin éxito se molesta en hacer listas. Hagan una lista para cada día, hagan una lista para cada semana, hagan una lista para cada mes; sean, elaboradores de listas crónicos. Cuando tengan una serie de cosas que hacer, lo primero es tomar una hoja de papel y hacer una lista. Piensen sobre el papel. Todos los buenos administradores de tiempo piensan sobre el papel. Hacen una lista de todo lo que tienen que hacer, no intentan retenerlo en sus mentes. Consoliden todos sus pensamientos. Si tienen que lograr algo, escriban todas las cosas que van a tener que hacer para lograrlo, y a continuación empiecen a trabajar sobre su lista. Denomínenla, su lista de “cosas que tengo que hacer”.
Por cierto, el mejor momento para elaborar una lista es la noche anterior. Si elaboran una lista la noche antes, el subconsciente empezará a trabajar sobre ella mientras ustedes duermen y a la mañana siguiente, a veces, el subconsciente ya la ha organizado, la ha procesado y se la devuelve, y le resuelve los problemas mientras duerme.

Nº 4: Establezcan prioridades. Una vez que hayan elaborado una lista y, esta es la clave de la administración del tiempo, establezcan prioridades. Verán, uno nunca tiene bastante tiempo para hacerlo todo si vive una vida ocupada, pero siempre tiene tiempo suficiente como para hacer lo importante, si es que puede decidir que es.
Establecer prioridades significa utilizar la regla 80/20. La regla 80/20 dice que el 80% del valor de lo que uno hace proviene del 20% de lo que uno hace. Que si uno tiene una lista de diez cosas que hacer, dos de esas cosas valdrán lo mismo que todo el resto junto.
Establecer prioridades significa centrarse siempre en lo que se conoce como el poco vital frente al mucho trivial. El poco vital frente al mucho trivial, una o dos cosas que uno puede hacer y que suponen una verdadera diferencia.
La mayoría de las personas malgastan su tiempo, no porque no trabajen, no porque no estén ocupadas, se debe, a que se dedican al mucho trivial, y por mucho que se dedique a ello, jamás supondrá una diferencia. Las personas que de verdad logran el éxito hacen unas pocas cosas; hacen las cosas adecuadas; hacen las cosas de una en una; y perseveran hasta haberlas terminado.

De modo que, establezcan prioridades. Un sistema muy sencillo de distribución de tiempo es el que se conoce como sistema A-B-C-D-E. El A-B-C-D-E es muy sencillo:

A: significa las tareas de prioridad máxima, número uno, que se han de hacer.

B: representa las tareas de prioridad secundaria. Cosas que se deberían hacer.

C: son tareas sin importancia particular, que se pueden hacer si uno tiene tiempo,     después de haber hecho las cosas de tipo A y las de tipo B.

D: es delegar.

E: es eliminar.

De manera que lo que se hace es relacionar todas las metas A de la lista y a continuación escribir A1, la más importante. Y a continuación escribir A2, que es la segunda meta A, y así sucesivamente. Y a continuación uno empieza a trabajar, se dedica a la meta A1 y no se dedica a una meta A2 o a una meta B de ningún tipo, hasta haber terminado la A1; muy sencillo.
Ahora bien. Eh aquí una cuestión clave para la administración de tiempo. Puede valer una fortuna para ustedes como ha sucedido en mi caso. Pregúntense una y otra vez, repítanse una y otra vez hasta que les retumbe en el interior del cerebro: ¿Cuál sería la utilización de mi tiempo más válida en este momento? ¿Cuál sería la utilización de mi tiempo más válida en este momento?
Cada vez, antes de emprender cualquier nueva tarea, háganse esta pregunta; y luego acostúmbrense a hacer disciplinadamente sólo lo que represente la utilización más válida de su tiempo.
Recuerden la hermosa frase de Benjamín Franklin: “Si valoran la vida, no malgasten el tiempo. Porque el tiempo es la materia de que está hecha la vida”.
Si no están realizando la utilización más valida de su tiempo, intercambien la palabra tiempo por vida, y pregúntense: ¿Cuál sería la utilización más válida de mi vida en este momento? Y recuerden, si están dedicándose a una prioridad de segundo orden, están, relativamente hablando, malgastando su tiempo y malgastando su vida.

Nº 5: La concentración del poder.
Una vez más unas hermosas palabras de Charles Hobbes: “La concentración del poder significa que uno hace las cosas de primer orden en primer lugar, que no hace las cosas de segundo orden”.
Hagan primero las cosas de primera importancia y perseveren hasta que las hayan terminado. Resulta sorprendente, pero en el estudio de todo hombre o mujer eficaces, cuyo modo de vida se haya analizado; averiguamos que siempre se dedican en primer lugar a hacer las cosas más importantes. Hacen las cosas de una en una y perseveran hasta haberlas terminado por completo. No hacen muchas cosas. Hacen las más importantes. Las hacen bien y las llevan a término.
Saben, uno de los atributos más valiosos de la vida ejecutiva, es la capacidad de llevar una tarea a su término, de modo que una vez que se la hayan asignado, la persona que se la asignó, nunca más tenga que pensar en ella.
Concentración y gestión individual. La gestión individual significa que una vez que haya tomado el tema, no lo deje. La mayor parte de nuestro tiempo malgastado se deriva de empezar a hacer cosas y dejarlas, y luego volverlas a emprender y dejarlas, y volverlas a emprender y dejarlas. De modo que concéntrese exclusivamente, al 100%, y siga con ello hasta haber terminado.
En mi opinión, la capacidad de concentración, es una de las capacidades más importantes para el éxito, porque no es posible ninguno, a no ser que se pueda concentrar exclusivamente en su tarea más importante.

Nº 6: Superar la dilación. No es que la dilación robe tiempo, es que roba vida. Y la dilación se supera utilizando la afirmación. Y la afirmación más potente de todas es decirse:

 “Hazlo ahora”, “Hazlo ahora”.

Walter Clement Stone consiguió una fortuna de miles de millones de dólares ensayando y haciendo a continuación que todos los empleados de su empresa dijeran cincuenta veces cada mañana “Hazlo ahora”, “Hazlo ahora”, “Hazlo ahora”, “Hazlo ahora”, “Hazlo ahora”...
Impulsen ese pensamiento. Imprímanlo en su mente.
Antes de aprender esta técnica sencilla, yo acostumbraba a dejar las cosas para más adelante como hacemos todos. Pero cuanto más me repetía estas palabras: “Hazlo ahora”, “Hazlo ahora”, “Hazlo ahora”, “Hazlo ahora”, “Hazlo ahora”. Cuanto más se repiten, más se da uno cuenta que con el tiempo tienen un efecto automático. Tienen, una tendencia, a impulsar a uno a iniciar una tarea, cuando la tendencia natural consistiría en retrasarla o dejarla para más adelante.

La cualidad más importante que se puede desarrollar en este sentido, es lo que se conoce como, un sentido de urgencia. Un sentido de urgencia, significa que el asunto se ha de emprender, y se ha de hacer, rápidamente. Dijimos antes que el tiempo es el recurso más precioso; el tiempo es el recurso más escaso y precioso para conseguir logros en nuestra civilización, y que las personas con un sentido de urgencia siempre son las más apreciadas en nuestra sociedad.

Desarrollen lo que se conoce como Ritmo Rápido. El ritmo rápido es esencial para el éxito. Lo que esto significa, es que:

Cuanto más duro y más rápido se trabaje más energía se tendrá.
Cuanto más duro y más rápido se trabaje más impulso se tendrá.
Más cosas se lograrán. Por cierto, cuantas más tareas se concluyan más energía y amor propio se tendrán, porque cada vez que se termina una tarea, uno recibe una carga de energía positiva. Cada vez que se retrasa una tarea, esta, le cansa y deprime a uno. Así que siempre que se pillen dejando algo para más adelante, díganse: “Tengo que desarrollar un sentido de urgencia”, “Hazlo ahora”, “Hazlo ahora”, “Hazlo ahora”.

Y luego: Trabajen deprisa. Trabajen deprisa; trabajen rápido. Verán que si cogen el ritmo, este ritmo les permitirá hacer más en dos horas, de lo que la persona media puede hacer en todo un día.

En un estudio realizado no hace mucho, por una revista de negocios, entre 104 altos mandatarios de empresas estadounidenses, se averiguó algo muy interesante: se les preguntó cuales eran las cualidades que harían que alguien medrara más rápidamente en su empresa. Dijeron que las dos más importantes, el 84% del total pensaba lo mismo, que las dos cualidades más importantes eran: número uno, la capacidad para establecer prioridades; número dos, un sentido de urgencia a la hora de emprender la tarea y terminar el trabajo.

 

Nº 7: El equilibrio. La séptima clave del éxito, y fundamental, es el equilibrio.

Mantener el equilibrio en la vida.

Asegúrense de dedicar algo de tiempo todos los días a las personas próximas a ustedes.

Asegúrense de dedicar tiempo todos los días a pensar en sus valores.

Piensen cada día: ¿Qué es verdaderamente importante para ustedes? ¿Por qué están haciendo lo que hacen? ¿Qué es importante para ustedes y quienes son las personas a las que aman? ¿Quiénes son las personas por las que sienten afecto y que sienten afecto por ustedes?
Mantengan un equilibrio en la vida.
Que no sea todo trabajo.
Que no sea todo ocio.
Que no sea todo una cosa en concreto.
Mantengan un equilibrio en su vida.
Dediquen tiempo a las personas queridas.
Trabajen bien cuando trabajen.
Jueguen bien cuando jueguen.
Administren bien su tiempo.
Controlen la secuencia de acontecimientos y podrán llegar a ser… ¡lo que quieran ser!

 

FIN.

 

Referencias:

 

Alonso Carro, Carlos Javier. Psicólogo clínico. Dr. en Psicología y Terapias de Conducta; Máster en Neurociencia y Biología del comportamiento. Especialista en Desórdenes de la Personalidad por la Universidad de Stanford y en Estrés Postraumático del Internacional Trauma Institute.
Especialista Universitario en Medicina Homeopática.
American Psicological Center, León, España.
Facultad de Psicología, UNED, Madrid, España.
Stanford Brain Institute, Santa Clara, California, USA.
Psychological Departament, First Campus Center, Princeton University, New Jersey, USA.
Brian Tracy Internacional Psychological Center, Solana Beach, California, USA.